domingo, 21 de febrero de 2010

Vida de Manolo

Este libro es la vida de Manolo Hugué, escultor catalán de finales del XIX y principios del XX, contada por él mismo y escrita por Josep Pla.

Es breve, se centra en recuerdos del escultor y tiene una gran frescura en sus anécdotas, opiniones y su modo de ver la vida.

Hace continuas referencias a sus años de Paris, y a los muchos artistas con los que coincidió y se relacionó (franceses y españoles sobre todo; poetas, pintores y escultores, principalmente) que han sido nombres importantes en la configuración de la modernidad.

Habla de su infancia, de sus comienzos paupérrimos en Barcelona, su llegada a París, el traslado a Ceret...

La impresión que me ha dejado el libro ha sido similar a esa sensación tan agradable de pasar una tarde de verano en el jardín de unos amigos, charlando, sin prisa y con un personaje interesante que –en la confianza que genera la amistad– cuenta anécdotas y recuerdos de una vida llena.

Para mi ha sido descubrir a un personaje y pasar un buen rato. De él me ha gustado su modo sencillo de ver y contar las cosas, afortunadamente falto del glamour, la artificiosidad y el excentricismo que a veces se dan en los artistas.

Pienso que lo disfrutarán más quienes tengan un cierto conocimiento del idioma francés y aquellos a quienes les interese el ambiente artístico y bohemio del París de esa época.

sábado, 13 de febrero de 2010

Querido Miguel



Me prestaron “Querido Miguel” y empecé a leerlo sin mucho convencimiento, incluso dispuesto a dejarlo en cuanto viera que no me gustaba.


Pero un libro que empieza bien es como un anzuelo bien cebado, y enseguida descubrí unos personajes a los que me apetecía conocer.


Miguel, un joven italiano comprometido con un movimiento político emergente en aquella época, se va pronto de su casa, escribe y recibe cartas de su madre, su hermana y algunos amigos...


A través de esas cartas, y con algunos capítulos de narrativa, Natalia Ginzburg va trazando los perfiles de varias personas de clase media en la Italia de los primeros años 70 del siglo XX. En pocas páginas se dibujan unos caracteres interesantes.


No es una novela histórica. Va más a la situación personal de cada uno, y hace atisbar el corazón los protagonistas en los que se ve –en medio de una aparente libertad y posibilidad de arreglar la propia vida como a uno le apetezca– la necesidad de amar y ser amado, y la soledad que acompaña a muchos aunque las apariencias hagan ver lo contrario.


Pienso que gustará sobre todo a los que tengan ya experiencia con la lectura.

viernes, 5 de febrero de 2010

Angulo de reposo

Es difícil resumir en pocas líneas una novela de 700 páginas.

En mi caso empecé a leerla porque me gustó mucho otra del mismo autor: “En lugar seguro”.

La síntesis de mi opinión es que se trata de una novela magnífica. Como contrapunto puedo añadir que en algunos momentos baja un poco la intensidad, cosa lógica en una novela tan larga, y que me ha desconcertado el modo de terminarla. Esto aguó un poco la buena sensación que deja acabar de leer la última página de un libro con el que has disfrutado durante días.

Wallace Stegner escribe muy bien. "Angulo de reposo" no es una novela de acción. Recoge el recorrido vital de un matrimonio, con muchas circunstancias difíciles que se van resolviendo mejor o peor con las virtudes y defectos de cada uno, y con el tesón de seguir adelante con la familia a pesar de las dificultades.

El contexto es la emigración desde el Este de Estados Unidos hacia el Oeste a finales del s.XIX, la explotación de las minas y la colonización de tierras aún desérticas por medio de pantanos y canales.

El protagonista es el historiador Lyman Ward, que en 1970 va reconstruyendo y escribiendo la historia de su abuela Susan, dibujante y escritora de Nueva York, llamada a formar parte de la élite cultural neoyorkina, pero que se casa con un ingeniero de minas cuya pasión está en las obras que se están haciendo en el Oeste.

La historia gira alrededor de la aventura profesional, familiar y social de Susan y de su marido Oliver Ward. A la vez, hay una trama paralela que es la situación actual del propio Lyman (recién separado de su mujer y en silla de ruedas por una operación), y lo que le va influyendo el descubrimiento de la vida de sus abuelos.

Está basada en las cartas de una escritora–pintora norteamericana de esa época, que siguió una trayectoria similar a la que se relata de la abuela Susan.

Valores firmes, incertidumbres ante el cambio de modelos sociales, luces y sombras de las personas, virtudes y defectos... y la importancia de asumir las consecuencias de las propias acciones y compromisos.