sábado, 12 de junio de 2010

Las viudas de los jueves

Leí "Las viudas de los jueves" hace tres años, al poco de publicarlo. Ahora han hecho una película y ha cambiado también la portada del libro.
La trama se desarrolla en una urbanización de gran lujo, cercana a una gran ciudad, y tiene como protagonistas a varios matrimonios que viven en ella.


No es una novela policíaca, ni de intriga. Es más bien un interesante análisis social y psicológico. Un buen retrato de algunos componentes de esa sociedad, elitista y cerrada, que a base de dar vueltas a sus problemas y querer aparentar un modo de ser, acaba viviendo en otro mundo. Un mundo que se derrumba cuando viene, por ejemplo, una crisis económica como la de "el corralito", que asoló Argentina a finales de los años noventa.

Claudia Piñeiro escribe, lógicamente, con términos y modismos argentinos, que pueden dificultar al principio la lectura a un lector español, pero al que uno se acostumbra rápidamente.

Me gustó la historia y el modo de escribirla.Es un libro que hace pensar.

3 comentarios:

Maribel dijo...

Hola Thomas, en estos momentos de "crisis" resulta muy oportuno, recuerdo una conferencia de un argentino repasando precisamente "el corralito", se proclamaban con sorna "expertos en crisis", cuantos libros para pensar, gracias.
Si fuera jueves no te comento, ¿eh?, que con este título...jejeje
Un saludo ;-)

Anónimo dijo...

Es la segunda reseña que leo donde dicen que está muy bien este libro. Lo compraré para leerlo ¡gracias Thomas!

Anónimo dijo...

Es un libro clave en mi país: no sé si el film que amplifica su efecto, tendrá la misma capacidad de golpe. Hará siete años, estuve un largo año en un taller de cine y pensamiento en donde la revisión de los films de Fassbinder fue un detonante de profundas divisiones de aguas a nivel social y cultural (o sea, político) para los que encarábamos una democracia más que desacreditada desde 1983: es que el grupo de filmes de Rainer nos exponía nuestras miserias íntimas imbricadas con el "proyectito" del "amor", como "seguridad dada a nivel social", miseria cuya raíz foruncular devenía del profundo tajo esencial social que produjo acostumbrarse a la Dictadura. Es decir, tomar naturalmente toda su violencia y disgregación como un hecho natural bajo el que vivir. Es entregar el alma a quizás algo peor que el Demonio. La novela de Piñeyro exhibe esas lacras sin la pústula fetichista y distractiva de aquellas en T.V. "amas de casa desesperadas". El Infierno puede ser bien esa vida berreta, entre cuatro fronteras de ligustro bien vigiladas, donde los ojos toman a una avidez violenta de vivir para un plan y la codicia más abyecta y haciendo abstracción de uno como ciudadano, como ser humano, como ser viviente: reduciéndose a un monedero con envoltura de carne.