Es la primera novela que leo de un escritor de Azerbayan, una República independiente situada en el Caúcaso.
Esa zona del mundo me parece apasionante; está situada entre Europa y Asia, entre Rusia y Turquía, entre el mar Negro y el mar Caspio…. Una zona que a lo largo de los siglos ha sido conquistada o recorrida por unos y por otros, y en la que se ha creado un mosaico de razas, lenguas, religiones y culturas tan capaces de vivir en armonía como de luchar entre ellas por la supervivencia.
En este escenario, y en la primera mitad del siglo XX, Kurban Said escribe una historia de amor entre dos jóvenes azeríes que estudian en la misma escuela: un chico musulmán, Alí, miembro de una de las familias nobles de Bakú (capital de Azerbayán), y Nino, una chica cristiana de origen georgiano (Georgia limita con Azerbayán).
La historia es sencilla, bien escrita. Sirve de trama para ver muchos aspectos del país. Rezuma amor a la propia tierra y reconocimiento de las diferencias entre las personas, pero es también un canto a la unidad y una muestra de las dificultades tan grandes que hay para conseguirla.
Pienso que es un libro con el que se puede aprender, que se lee con gusto y deja un buen sabor de boca, a pesar de algunos episodios crudos, porque transmite la importancia de las decisiones personales en la construcción de un proyecto.
Lo recomiendo para todo tipo de lectores a partir de los catorce años.
2 comentarios:
Me gustó mucho y la leímos en el club de lectura, con mucho éxito.
La tengo en mi listado de pendientes... tengo muchas ganas de cogerla.
Un saludo
Gise
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