sábado, 30 de enero de 2016

Le llamé corbata

Un título rarísimo ¿verdad?
A mi al menos no me dice nada.
Pero me llegó con una buena recomendación: un amigo con el que coincido en gustos lectores, lo había leído y me dijo que me iba a encantar.
Pues con eso basta... Lo compré, leí 15 paginas y... no lograba entrar en la historia.
Me extrañaba mucho que fallara tan estrepitosamente en su recomendación, así que a los pocos días comencé de nuevo donde había parado y... lo terminé pronto y me pareció impresionante.



Este libro es una pequeña joya (son 124 páginas), que requiere su momento adecuado y una cierta madurez lectora, pero es de esos que llegan profundamente.
La autora, Milena Michico Flasar, es austríaca de origen japonés.
La novela se desarrolla en Japón y es, básicamente, el diálogo entre un salaryman (un oficinista corriente, vinculado laboralmente a una empresa), y un hikikomori (término que no había oído hasta ahora, pero que si lo buscas en internet verás que hay muchos).

Es una de esas novelas que llegan a describir y a profundizar en el alma de la persona.
Al leerlo se puede llegar a comprender un poco más a gente con las que aparentemente no se tiene nada en común. Es casi evidente que los seres humanos somos muy parecidos y muy diferentes, y que la cultura y el entorno social en los que uno se forma influye mucho en el camino que puede elegir para llegar a la felicidad.

La cultura y las tradiciones japonesas son milenarias, y tienen cosas muy buenas... pero es evidente que les falta algo. Yo he sacado mis conclusiones, pero te animo a leerlo y sacar las tuyas.

El libro, como preveía mi amigo, me ha encantado. Y lo recomiendo a los aficionados a la lectura que quieran disfrutar de una novela intensa.

miércoles, 13 de enero de 2016

La Acabadora

Se trata de una pequeña novela, costumbrista, que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX en un pequeño pueblo de la isla italiana de Cerdeña.

No me parece un libro especialmente recomendable, pero me ha gustado porque es uno de esos relatos que consiguen adentrarte en un micromundo en el que "vives" durante unos días - mientras dura la lectura-.



Costumbres ancestrales que se viven en ese territorio sardo, como "el hijo del alma", que es un niño o niña dado en adopción a otra persona del pueblo cuando la familia no puede mantenerlo. O la figura de la "Acabadora", esa mujer mayor, temida y respetada por todos, que ayuda a morir a la gente confiando en una incierta conciencia sobre lo que está bien y lo que está mal.
O las venganzas pueblerinas, rencores guardados durante años que suelen dar lugar a episodios trágicos.

No es una novela oscura, ni quiero verle ningún interés moralizante en un sentido o en otro, aunque alguno se lo podría buscar.

Simplemente me ha parecido eso: una pequeña novela bien escrita, que te hace vivir por unas horas en las tradiciones cerradas de un pequeño pueblo isleño.

lunes, 4 de enero de 2016

El Francotirador

Me gustan las historias personales.  Esas en las que una persona te cuenta su vida. Esas que son bastante reales, que no son noveladas (o al menos, no muy noveladas).

Lógicamente me interesan más en la medida en que esas vidas son interesantes y reflejan lo que un hombre o una mujer han sido capaces de hacer para vencer las dificultades y conseguir llegar a donde están.


Este libro, "El francotirador", lo he leído porque me interesaba saber cómo es un soldado SEAL, o su equiparable a soldado de élite en cualquier ejército.

Doy por supuesto que, por su formación y por la selección que hacen para entrar, tiene que ser una persona recia, hábil, fuerte e inteligente.
Pero también quería saber cómo piensa alguien así, para ser capaz de matar sin problemas. Cuáles son los fundamentos que soportan su forma de pensar y vivir...


Puedo decir que ha respondido a mis expectativas. No he caído en esa admiración que muchos hombres y mujeres sienten por los uniformes, los músculos, las armas, los comandos, las operaciones especiales con gran riesgo, etc.

No me ha parecido que sean unos tipos envidiables ni admirables. Lógicamente tienen virtudes, fuerza y equilibrio psicológico, pero  no me parece que sean iconos de referencia.

Me queda, eso si, un cierto agradecimiento por el hecho de que existan tipos dispuestos a defender a su Patria por encima de todo, siempre que estés en su bando, claro!, porque si no...

Pero independientemente de esas reflexiones, la historia de Chris Kyle, protagonista de este libro tiene fuerza y engancha. Y seguro que era un buen tipo.