Este es un libro de los más duros que he leído. No duro en cuanto a que sea difícil de leer, sino por la dureza de las historias y situaciones que cuenta.
Me interesó la contraportada. Los urcas son un pueblo originario de Siberia que tradicionalmente han sido bandidos y criminales que se han enfrentado con cualquier autoridad, y lo tienen a gala.
Un numeroso contingente de ellos fue deportado por Stalin a una zona llamada Transnitria, entre Rumania y Moldavia. Allí convivieron con otros grupos y etnias, pero manteniendo su educación siberiana y sus costumbres de “criminales honestos”. Allí nació y se educó el autor del libro, Nikolai Lili, que fue reclutado forzoso para la guerra de Chechenia y actualmente reside en Italia.
Muchas veces me he preguntado cómo habrá sido la infancia y adolescencia de esas personas, que procedentes de Rusia o de
Con este libro, autobiográfico, quizá ligeramente novelado, pienso que he aprendido un poco más.
Pienso que la rara mezcla entre lo permitido y lo prohibido, entre la innegable ética de este pueblo y las atrocidades que cometen, unido a la falta de coherencia con que viven algunas tradiciones de la religión cristiana ortodoxa, hacen que se formen personas capaces de hacer cualquier barbaridad. Personas admirables y temibles.
No la recomiendo a todo el mundo, pero me parece un libro interesante.