domingo, 1 de mayo de 2016

Un encuentro inesperado

Apasionante libro. Para los que nos gustan las historias auténticas, de personas normales, que buscan la verdad de su vida.
Una mujer actual, de Austin (Texas), con los problemas, las dificultades y los interrogantes que puede tener cualquiera de nosotros.


Jennifer Fulwiler escribe su historia: La que le llevó desde sus preguntas vitales sin respuesta, sus prejuicios anticristianos y especialmente anticatólicos... a descubrir una nueva perspectiva, razonable y racional, que desembocó en la fe en Dios y en el descubrimiento de la coherencia de la religión católica bien vivida.

"Un encuentro inesperado" es un libro que engancha, que se lee fácil. Pero no es para superficiales. Tiene mucho fondo y también muchas preguntas y respuestas "molestas". Pero merece la pena si tienes inquietudes, si quieres reforzar tus convicciones o si quieres argumentos para razonarlas mejor.

Lo recomiendo. Me ha parecido magnífico.

domingo, 10 de abril de 2016

Un hijo

Esta novela de Alejandro Palomas se lee fácil y resulta agradable.
Puede ser instructiva para los que son padres o trabajan con niños.



De un modo aparentemente sencillo, el lector va conociendo lo que rodea la vida de Guille, el protagonista, un niño de nueve años muy lector, estudioso y con mucha imaginación.
Los diversos capítulos los van narrando, en primera persona, el propio Guille y los otros protagonistas: su padre, su profesora y la orientadora del colegio.

Lo que al principio parece un caso de diagnóstico fácil, se va convirtiendo en algo que requiere delicadeza, comprensión, paciencia y cariño. Realmente el autor consigue que acabemos mirando con cariño a todos los personajes, a pesar de sus diferencias de carácter.

Me parece que es una novela sin demasiadas pretensiones, pero está escrita con soltura y pienso que resultará útil para leer y comentar en algunos clubes de lectura.

martes, 29 de marzo de 2016

A orillas del Duero


El título de este libro incluye un paréntesis aclaratorio: (diario de un idealista, 1970)
Y efectivamente, eso es esta pequeña novela de Luis Ramoneda.


Un delicioso libro de 200 páginas con letra grande, escrito en forma de diario por un adolescente que vive en Soria.
Para leerlo sin grandes expectativas, y disfrutar de los relatos sencillos y limpios de seis meses de la vida de un chico que está a punto de terminar el Bachillerato en el año 1970.
Hace sentir cierta nostalgia de vida libre, de familia unida, de ciudad pequeña y amistades que se van consolidando.

Colegio, casa, amigos, primer amor, sufrimiento, inquietudes intelectuales, serenidad espiritual, disfrutar de la naturaleza… Una prosa natural, que te va llevando sin estridencias.

Lo recomiendo para pasar unas horas agradables con su lectura, y porque siempre puede ayudar a reflexionar sobre las cosas bellas que no deberíamos arrebatar a nuestros jóvenes.

Aunque apenas han pasado cuarenta años desde el año 1970, la visión del protagonista contrasta mucho con la situación actual, en la que abundan los esclavos de esos nuevos tiranos digitales que, en forma de aparatitos móviles, lo abarcan todo exigiendo inmediatez  y castrando la reflexión. Dificultando así el crecimiento armónico de la mente y del espíritu.

Bienvenidos sean libros sencillos y agradables como éste.


jueves, 17 de marzo de 2016

Carthage. Una buena novela.


Acabo de leer una novela de las buenas. Dura por la temática, pero muy bien escrita.
Con personajes a los que acabas conociendo casi mejor que a ti mismo, por la amplitud y diversidad de situaciones en las que se van viendo sus pensamientos y reacciones.

Me la recomendó Suso, un amigo que además me envió la reseña que hizo tras leerla.
Está publicada en otro blog, pero no le importa que lo haga yo aquí también. Así que transcribo sus impresiones para que os animéis a leerla. Merece la pena.

-----------------------------


Hay muchas maneras de decir las cosas, pero solo una de ellas te hiere; y, quizá, precisamente a eso  le podríamos llamar Literatura. Carol Oates es una autora cruel, de trazo firme cuando de sufrir se trata. Ejercita la crueldad consigo misma, con sus personajes y con sus lectores, adictos letraheridos que buscan en sus libros una realidad sin maquillar, donde el sufrimiento se bebe a sorbos, como un vino caliente que nos cura de esa enfermedad llamada frivolidad

Y pensaréis: ¿leer para sufrir? Os cuento: Cressida Catherine Mayfield desaparece el 10 de julio de 2005 en la localidad de Carthage, Nueva York, tiene 19 años. Lo que se espera como un relato angustioso lleno de suspense –así lo vende la editorial, lógicamente preocupada por satisfacer al gran público devorador de un desfile de aconteceres intrigantes– se revela, en cambio, como un viaje al interior de los variados personajes de una familia que se desintegra tras la calamidad. No tiene nada que ver con la delicada chica de lazo rojo y cuidado cabello recogido que aparece en la portada: Cressida es fea y es muy consciente de ello. Cressida tiene problemas, su mundo la está ahogando.

Tras la desaparición salen a escena los actores principales: Zeno Mayfield, un padre comido por la ansiedad, “enfrentado con una apariencia personal que se desmorona” y desarmado de toda su seguridad mundana tras comprobar que ha perdido a su hija pequeña, que cualquier noche se te puede llevar a lo que más quieres; una madre resignada con el dolor que trae la vida, con el desgarro purificador de la desaparición; una hermana de corazón inestable, entre las aguas del dolor y de la amarga certeza de que su hermana pequeña llevaba la culpable fatalidad escrita en el alma (protagonista de un capítulo que consiste en retazos de conversación en los que solo se le oye a ella, en un alarde creativo de la autora); y el prometido de la hermana, el cabo Brett Kincaid, héroe de la guerra de Irak, principal sospechoso del enigmático caso.

La desaparición de la joven Cressida actúa como una lupa que amplifica los celos, los escasos equilibrios afectivos de un matrimonio que hace aguas y los detalles domésticos menos agradables que terminan por dar el golpe de gracia, pues “cualquier catástrofe no afecta solo a una persona, no hay una víctima única”.

La autora introduce, más allá de la búsqueda frenética de las primeras páginas, otros temas al hilo de la historia en sus distintos planos, como la angustia que llena las paredes de una cárcel de alta seguridad, con su corredor de la muerte y una cámara de ejecución, para nada un sitio bueno donde vivir y mucho menos donde morir. Con profundo conocimiento se adentra la novela en los problemas que acarrea la guerra en las mentes de los supuestos héroes, el destrozo y la rapiña moral, la guerra que pierden todos, incluidos los vencidos. “Ya no me siento joven. Creo que soy viejo en el fondo del corazón”, palabras de un excombatiente al que le pesan más las visiones horrendas de la guerra que las medallas concedidas a su heroísmo.

Se podría decir que uno de los protagonistas del libro es la enfermedad mental, no en su vertiente médica, sino humana o moral, como desvarío y espiral donde la culpa personal y el violento transcurrir de la vida, con sus picos y simas, se mezclan para abocarnos a la tragedia sin sentido o a la esperanza de asideros invisibles.

Ha sido uno de los mejores libros que he leído en 2015. Os lo recomiendo. Creo que el próximo que leeré de esta autora será "Qué fue de los Mulvaney". Ya os contaré. 

Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938) es una de las principales figuras de la literatura contemporánea estadounidense, galardonada con numerosos premios. Su nombre suena desde hace años para recibir el premio Nobel de Literatura. Es profesora de escritura creativa en la Universidad de Princeton. 


domingo, 7 de febrero de 2016

El Comensal

Primera novela de Gabriela Ybarra. Corta y sencilla, bien escrita.

Es bastante autobiográfica. Tiene tres partes, no separadas en el índice, pero sí en el modo de escribirlas. Comienza con el secuestro y asesinato de su abuelo, Javier Ybarra, en 1977, unos años antes de que ella naciera. Sigue con la vivencia en primera persona de la rápida enfermedad y muerte de su madre. Y termina con unos trazos que reflejan la vida ordinaria en una persona que ha vivido eso.



No es un relato victimista, ni una queja de la situación, ni una reflexión política. Es más, no tiene absolutamente nada de eso. Tiene más de relaciones familiares y de asumir la vida como viene, como a uno le ha tocado vivirla.

Su manera de afrontar la muerte y la enfermedad son muy realistas, viviéndolo en directo y por primera vez... pero sin dramatismos…  y eso me ha gustado. 
Quizá la he leído con más interés porque yo también vivía en Getxo en esos años, cerca de la casa donde secuestraron a su abuelo. Y me resultan muy familiares los nombres y las situaciones que describe.

Me parece que es una buena primera novela. Aunque me he quedado un poco desconcertado, pues por una parte me parece demasiado sencilla, como si no profundizara, pero por otra veo que tiene reflexiones interesantes, nada rebuscadas, donde lo bueno es precisamente esa sencillez de la escritura.


Merece la pena darle una oportunidad. Creo que gustará más a la gente de Bilbao y Getxo, y que puede ser adecuado para un club de lectura.

sábado, 30 de enero de 2016

Le llamé corbata

Un título rarísimo ¿verdad?
A mi al menos no me dice nada.
Pero me llegó con una buena recomendación: un amigo con el que coincido en gustos lectores, lo había leído y me dijo que me iba a encantar.
Pues con eso basta... Lo compré, leí 15 paginas y... no lograba entrar en la historia.
Me extrañaba mucho que fallara tan estrepitosamente en su recomendación, así que a los pocos días comencé de nuevo donde había parado y... lo terminé pronto y me pareció impresionante.



Este libro es una pequeña joya (son 124 páginas), que requiere su momento adecuado y una cierta madurez lectora, pero es de esos que llegan profundamente.
La autora, Milena Michico Flasar, es austríaca de origen japonés.
La novela se desarrolla en Japón y es, básicamente, el diálogo entre un salaryman (un oficinista corriente, vinculado laboralmente a una empresa), y un hikikomori (término que no había oído hasta ahora, pero que si lo buscas en internet verás que hay muchos).

Es una de esas novelas que llegan a describir y a profundizar en el alma de la persona.
Al leerlo se puede llegar a comprender un poco más a gente con las que aparentemente no se tiene nada en común. Es casi evidente que los seres humanos somos muy parecidos y muy diferentes, y que la cultura y el entorno social en los que uno se forma influye mucho en el camino que puede elegir para llegar a la felicidad.

La cultura y las tradiciones japonesas son milenarias, y tienen cosas muy buenas... pero es evidente que les falta algo. Yo he sacado mis conclusiones, pero te animo a leerlo y sacar las tuyas.

El libro, como preveía mi amigo, me ha encantado. Y lo recomiendo a los aficionados a la lectura que quieran disfrutar de una novela intensa.

miércoles, 13 de enero de 2016

La Acabadora

Se trata de una pequeña novela, costumbrista, que se desarrolla en la primera mitad del siglo XX en un pequeño pueblo de la isla italiana de Cerdeña.

No me parece un libro especialmente recomendable, pero me ha gustado porque es uno de esos relatos que consiguen adentrarte en un micromundo en el que "vives" durante unos días - mientras dura la lectura-.



Costumbres ancestrales que se viven en ese territorio sardo, como "el hijo del alma", que es un niño o niña dado en adopción a otra persona del pueblo cuando la familia no puede mantenerlo. O la figura de la "Acabadora", esa mujer mayor, temida y respetada por todos, que ayuda a morir a la gente confiando en una incierta conciencia sobre lo que está bien y lo que está mal.
O las venganzas pueblerinas, rencores guardados durante años que suelen dar lugar a episodios trágicos.

No es una novela oscura, ni quiero verle ningún interés moralizante en un sentido o en otro, aunque alguno se lo podría buscar.

Simplemente me ha parecido eso: una pequeña novela bien escrita, que te hace vivir por unas horas en las tradiciones cerradas de un pequeño pueblo isleño.

lunes, 4 de enero de 2016

El Francotirador

Me gustan las historias personales.  Esas en las que una persona te cuenta su vida. Esas que son bastante reales, que no son noveladas (o al menos, no muy noveladas).

Lógicamente me interesan más en la medida en que esas vidas son interesantes y reflejan lo que un hombre o una mujer han sido capaces de hacer para vencer las dificultades y conseguir llegar a donde están.


Este libro, "El francotirador", lo he leído porque me interesaba saber cómo es un soldado SEAL, o su equiparable a soldado de élite en cualquier ejército.

Doy por supuesto que, por su formación y por la selección que hacen para entrar, tiene que ser una persona recia, hábil, fuerte e inteligente.
Pero también quería saber cómo piensa alguien así, para ser capaz de matar sin problemas. Cuáles son los fundamentos que soportan su forma de pensar y vivir...


Puedo decir que ha respondido a mis expectativas. No he caído en esa admiración que muchos hombres y mujeres sienten por los uniformes, los músculos, las armas, los comandos, las operaciones especiales con gran riesgo, etc.

No me ha parecido que sean unos tipos envidiables ni admirables. Lógicamente tienen virtudes, fuerza y equilibrio psicológico, pero  no me parece que sean iconos de referencia.

Me queda, eso si, un cierto agradecimiento por el hecho de que existan tipos dispuestos a defender a su Patria por encima de todo, siempre que estés en su bando, claro!, porque si no...

Pero independientemente de esas reflexiones, la historia de Chris Kyle, protagonista de este libro tiene fuerza y engancha. Y seguro que era un buen tipo.