Esta novela de Alejandro Palomas se lee fácil y resulta agradable.
Puede ser instructiva para los que son padres o trabajan con niños.
De un modo aparentemente sencillo, el lector va conociendo lo que rodea la vida de Guille, el protagonista, un niño de nueve años muy lector, estudioso y con mucha imaginación.
Los diversos capítulos los van narrando, en primera persona, el propio Guille y los otros protagonistas: su padre, su profesora y la orientadora del colegio.
Lo que al principio parece un caso de diagnóstico fácil, se va convirtiendo en algo que requiere delicadeza, comprensión, paciencia y cariño. Realmente el autor consigue que acabemos mirando con cariño a todos los personajes, a pesar de sus diferencias de carácter.
Me parece que es una novela sin demasiadas pretensiones, pero está escrita con soltura y pienso que resultará útil para leer y comentar en algunos clubes de lectura.